blog di Leo Turrini
13 de septiembre de 2010, tras el GP de Italia
Os voy a contar una noche en la que Alonso, en la casa que fue de Schumi, o sea, el Montana, el restaurante ferrarista situado junto a la pista de Fiorano, llegó cerca de la una tras su aparición en el programa Domenica Sportiva. Tenía hambre y pidió a Mamma Rossella, la cocinera favorita de Michelone, (jeje... alias Schumacher...) un plato de chuletas. El español no tenía sueño, necesitaba descargar adrenalina, y junto a él, y para proteger su privacidad cual agente de la KGB, estaba el pérfido pero impecable Luca Colajanni.
Mamma Rossella cree que Alonso ha entendido que ganar en Monza le ha ayudado a entrar en el corazón de los ferraristas. Porque ganar en Monza es siempre especial, pero ganar con un coche rojo es más especial todavía. Es auténtico.
Bien, la visita se prolongó casi hasta el amanecer. Fernando estuvo en el Montana hasta las cinco de la mañana. Y encontró la manera de pagar a cocineros y camareros dejando allí el trofeo de la victoria. Y expuesto como una reliquia permanecerá en el centro del restaurante, donde estará a disposición tanto de tifosi como de degustadores de la buena comida italiana.
Os voy a contar una noche en la que Alonso, en la casa que fue de Schumi, o sea, el Montana, el restaurante ferrarista situado junto a la pista de Fiorano, llegó cerca de la una tras su aparición en el programa Domenica Sportiva. Tenía hambre y pidió a Mamma Rossella, la cocinera favorita de Michelone, (jeje... alias Schumacher...) un plato de chuletas. El español no tenía sueño, necesitaba descargar adrenalina, y junto a él, y para proteger su privacidad cual agente de la KGB, estaba el pérfido pero impecable Luca Colajanni.
Mamma Rossella cree que Alonso ha entendido que ganar en Monza le ha ayudado a entrar en el corazón de los ferraristas. Porque ganar en Monza es siempre especial, pero ganar con un coche rojo es más especial todavía. Es auténtico.
Bien, la visita se prolongó casi hasta el amanecer. Fernando estuvo en el Montana hasta las cinco de la mañana. Y encontró la manera de pagar a cocineros y camareros dejando allí el trofeo de la victoria. Y expuesto como una reliquia permanecerá en el centro del restaurante, donde estará a disposición tanto de tifosi como de degustadores de la buena comida italiana.
"Es una promesa -me explicó Mamma Rossella-. El miércoles pasado, antes de partir hacia la Brianza, Alonso pasó por aquí y dijo que si ganaba, vendría a celebrarlo con nosotros. ¡Y ha cumplido su palabra tanto en la pista como en la mesa!"
Foto: beaulotus.blogspot.com
Texto: BLOG Quotidiano.net
Se ha soltado., este Fernando está tan feliz en ferrari que se jha soltado, hasta apuestas, mira que le cuestan hacerlas, y claro que las cumple, al menos hay buen rollo por todas partes, un abrazo cavallino
ResponderEliminarCuando vaya a Italia ya sé dónde ir a comer.
ResponderEliminarFernando siempre cumple lo que promete.
ResponderEliminarSí, hay buen rollo, y eso es primordial para trabajar a gustito. A Fernando se le ve feliz.
ResponderEliminarUn abrazo, silvo!
Visitar Maranello debe ser una experiencia inolvidable y, una vez allí, ya sabes, Goyo, ¡al Montana!, a hacerte una foto con Mamma Rossella.
ResponderEliminarUn saludete!
Es muy cumplidor nuestro Fernando, sí. Y eso también nos gusta.
ResponderEliminarSaludos, Mónica!
jajja que anecdota mas interesante, mama rossella jeje.. alonso cumple sus promesas que bueno :P
ResponderEliminarAonso es un hombre de palabra, y Mamma Rossella es entrañable.
ResponderEliminarBestes, silf1!