di DARIO CRESTO-DINA
la Repubblica.it
OVIEDO - Las manos de Fernando Alonso Díaz son todavía manos de niño. Delgadas, sin vello, las venas azules se ven a través de la piel, las uñas cuidadas, un anillo de plata en el anular derecho. No lleva nada en las muñecas. Las apoya sobre sus jeans desgastados. Zapatillas de deporte, camiseta negra y sudadera gris. En sus manos reside parte de su talento. “Cada carrera cambio de marcha entre setenta y setenta y cinco veces cada vuelta. Presiono un botón sobre el volante siguiendo las indicaciones de una luz graduada desde los ordenadores. Al mismo tiempo, con la otra mano, modifico los parámetros del coche. Tenemos cuarenta, desde el mapeo del motor hasta el diferencial, el freno, la mezcla de gasolina, el subviraje o el sobreviraje. Mientras hago estas operaciones, pienso en cómo afrontar la próxima curva, escucho lo que los ingenieros me dicen desde el box, si llueve y no veo absolutamente nada leo el circuito que tengo en mi memoria, calculo mentalmente en qué punto me encuentro en ese segundo exacto, trato de ver quién va delante de mí y quién está detrás”
Habla pausada y educadamente. Le escucho. Alonso sonríe, a escondidas, y en esta sombra se acomoda la otra parte de su talento, la que está en su cabeza, la frialdad. Del campeón, del hombre no sé nada, aunque parece vislumbrarse en él la estela de la soledad, necesaria en un mundo en el que si permaneces solo no puede pasarte nada malo.
Habla pausada y educadamente. Le escucho. Alonso sonríe, a escondidas, y en esta sombra se acomoda la otra parte de su talento, la que está en su cabeza, la frialdad. Del campeón, del hombre no sé nada, aunque parece vislumbrarse en él la estela de la soledad, necesaria en un mundo en el que si permaneces solo no puede pasarte nada malo.
“Me gusta estar solo, lejos de la gente, del ruido. Vivo en Ginebra. Me levanto a las diez o a las once de la mañana, un lujo que comparto con pocos, ¿tal vez con los escritores? Salgo en bici, en una de carreras, hasta las dos de la tarde. Pienso. Pienso en lo que tengo que hacer, en el próximo GP, en mis asuntos privados. Hago cuentas, planes… A las tres y media como, luego salgo a hacer la compra, por la tarde veo la televisión, voy al cine, alguna vez al teatro. Nunca ceno antes de las once. Eso es todo”
En Ferrari, hay quien tardó dos años en encontrar el valor para hablar con Schumacher. Fernando, en dos semanas, se los ganó a todos. “No sé a quién me parezco, creo que es imposible hacer comparaciones con los campeones del pasado. No he estudiado a nadie, he construido mi propio estilo de conducción. Cuando tenía ocho años estaba Senna, pero en España la F1 despertaba poco interés y ocupaba un espacio televisivo muy escaso. A Ayrton le recuerdo de verlo en la tele. Le admiraba sobretodo porque me gusta la gente que gana. En el trabajo soy perfeccionista, no me guardo nada, me concentro mucho en los detalles. Alguno puede definirme como un rompicoglioni. No me ofendo”
En la F1 dicen que a algunos hombres se les reconoce por cómo desgastan los neumáticos en las curvas. Alonso llega directo, apunta hacia la curva con el morro del coche, después gira de golpe. Nada suave. Puede permitirse el lujo de no ser hipócrita, aunque a costa de parecer cruel. No cree en Dios. “Es mi elección”. Es desconfiado. “Soy tímido, cerrado, si me piden el número de teléfono no lo doy, es una forma de protegerme”. Nunca ha votado. “No tengo tiempo para seguir la política”. No teme a la muerte. “Pienso que no estoy haciendo algo peligroso, me digo: Fernando, tranquilo, no va a suceder nada malo. Y si tuviese que suceder, no podría cambiar el curso del destino en el último segundo reservado a mi existencia”
Siempre ha sido muy tímido Fernando, yo creo que es un mixto entre Senna, tiene la decisión del mismo y Prost ya que sus manos tratan el coche con suavidad cuando se precisa, cualidad de Prost, es un grande sin duda, un abrazo
ResponderEliminarHe leído en muchas ocasiones cómo se compara a Fernando con Alain Prost, "El Profesor", también por su frialdad, además de por lo que tú apuntas, silvo, por la suavidad con la que trata el coche cuando es necesario, por su estilo de conducción "fino". Pero tiene también arrojo y fuerza, y es más duro que una piedra, pasional, no se rinde, y algo que me gusta mucho de él es que es limpio y honesto con el rival.
ResponderEliminarEn una ocasión Mark Webber comentó que cuando quieres adelantar a Fernando nunca temes que te gaste una mala pasada, sabes que jugará limpio, y eso es un orgullo para quien le queremos y le seguimos.
Es un grande, sin duda.
Un abrazo! Ahora mismo me voy a visitaros a todos!
Joder,joder,joder los pelos como escarpias
ResponderEliminarEl otro día leí esta anécdota:
ResponderEliminarHace un par de años, Antena 3 planteó una encuesta que buscaba un único nombre: el mejor deportista español de todos los tiempos. Alonso estaba en su apogeo, recién llegado de dos títulos mundiales de Fórmula 1, y fue el escogido por la televisión. El piloto se encogió de hombros y puso cara de interrogación cuando le preguntaron qué le parecía su nominación. “Me llena de orgullo, pero me sorprende. El mejor es Induráin”, dijo.
Sin comentarios.
este fer si que es un hombre extraño jeje.. rutinario se nota no?? y pues tímido, no pareciera tener un super ego como generalmente lo tienen estos hombres.. jeje me cae bien :)
ResponderEliminarMónica, ¡q expresiva! Saludos!
ResponderEliminarEs genial, Fernando. Gracias por traer esta anécdota hasta aquí, JL. Saludos!
Sííííí... ¡es muy tímido! El año pasado le hicieron en laSexta un juego, y se ponía rojo y estaba muy nervioso. Es muy bonico, una buena persona, una persona sencilla. A mí hay algo que me encanta de esta entrevista y es ¡que hable de amor! Bravo, Fernando! Grande! Saludos, silf1!