por Marco Mensurati
laRepubblica.it
En la noche de Abu Dhabi, Ferrari se viste de Papá Noel y devuelve a Red Bull y al destino todos los regalos recibidos durante el año. De un solo golpe. Al final, Sebastian Vettel, el pilotino alemán de Red Bull, se convierte en campeón del mundo. El más joven campeón del mundo de la historia de la F1. El epílogo de la temporada, imprevisible, atroz y justo.
Ferrari, invirtiendo la tendencia de todo el año, acertaba con la calificación y se posicionaba, sobre la parrilla del circuito de Yas Marina, en una situación de ventaja increíble. A Alonso le habría bastado con llegar cuarto para ganar el mundial. Sin embargo, gracias a una estrategia inexplicable, el título ha volado hacia Austria, en manos del piloto más rápido que corre en la escudería más rápida. Red Bull ha hecho este año quince pole position en diecinueve carreras, de las cuales diez son de Vettel.
La carrera ha durado un puñado de vueltas. El tiempo suficiente para que Alonso fallase en la salida y el equipo en la estrategia. En lugar de marcar a Vettel, que era obviamente el enemigo a batir, desde el muro han decidido marcar a Webber, que estaba detrás y que hacía un cambio de neumáticos anticipado para recuperar, a la desesperada, algunas posiciones.
Ahora nos dirán que a toro pasado es muy fácil opinar, sin embargo, el error era evidente desde el principio. Alonso se mantuvo por delante de Webber, sí, pero detrás de una cola interminable de coches. En particular, del de Vitaly Petrov, el ruso de Renault, que no se ha dejado adelantar, obligando a Fernando Alonso a mantenerse en la séptima posición y a despedirse del mundial. Feo, aunque comprensible, el estallido del español contra el piloto ruso tras finalizar la carrera.
Por último, otra actuación vergonzosa de Felipe Massa, que se ha pasado la carrera controlando las escaramuzas de Alguersuari. Este año no ha hecho nada en absoluto, habría que reclamarle la devolución de su salario, o incluso algunos euros por los daños y perjuicios ocasionados por el asunto de Hockenheim.
El resto es gloria para Sebastian Vettel y sobre todo para Red Bull. Adrian Newey, el jefe del proyecto del extraordinario RB6, ha diseñado un coche tan superior que ha permitido a Christian Horner y a Helmut Marko no solamente ganar el mundial, sino hacerlo con el piloto de su agrado, a pesar de estar éste varios puntos por detrás de los favoritos.
Foto: gpupdate.net
Texto: repubblica.it
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En la noche de Abu Dhabi, Ferrari se viste de Papá Noel y devuelve a Red Bull y al destino todos los regalos recibidos durante el año. De un solo golpe. Al final, Sebastian Vettel, el pilotino alemán de Red Bull, se convierte en campeón del mundo. El más joven campeón del mundo de la historia de la F1. El epílogo de la temporada, imprevisible, atroz y justo.
Ferrari, invirtiendo la tendencia de todo el año, acertaba con la calificación y se posicionaba, sobre la parrilla del circuito de Yas Marina, en una situación de ventaja increíble. A Alonso le habría bastado con llegar cuarto para ganar el mundial. Sin embargo, gracias a una estrategia inexplicable, el título ha volado hacia Austria, en manos del piloto más rápido que corre en la escudería más rápida. Red Bull ha hecho este año quince pole position en diecinueve carreras, de las cuales diez son de Vettel.
La carrera ha durado un puñado de vueltas. El tiempo suficiente para que Alonso fallase en la salida y el equipo en la estrategia. En lugar de marcar a Vettel, que era obviamente el enemigo a batir, desde el muro han decidido marcar a Webber, que estaba detrás y que hacía un cambio de neumáticos anticipado para recuperar, a la desesperada, algunas posiciones.
Ahora nos dirán que a toro pasado es muy fácil opinar, sin embargo, el error era evidente desde el principio. Alonso se mantuvo por delante de Webber, sí, pero detrás de una cola interminable de coches. En particular, del de Vitaly Petrov, el ruso de Renault, que no se ha dejado adelantar, obligando a Fernando Alonso a mantenerse en la séptima posición y a despedirse del mundial. Feo, aunque comprensible, el estallido del español contra el piloto ruso tras finalizar la carrera.
Por último, otra actuación vergonzosa de Felipe Massa, que se ha pasado la carrera controlando las escaramuzas de Alguersuari. Este año no ha hecho nada en absoluto, habría que reclamarle la devolución de su salario, o incluso algunos euros por los daños y perjuicios ocasionados por el asunto de Hockenheim.
El resto es gloria para Sebastian Vettel y sobre todo para Red Bull. Adrian Newey, el jefe del proyecto del extraordinario RB6, ha diseñado un coche tan superior que ha permitido a Christian Horner y a Helmut Marko no solamente ganar el mundial, sino hacerlo con el piloto de su agrado, a pesar de estar éste varios puntos por detrás de los favoritos.
Foto: gpupdate.net
Texto: repubblica.it
En Italia están un poco cabreados con Domenicali e incluso hasta un ministro de Berlusconi ha pedido su dimisión.
ResponderEliminarYo tengo un sabor agridulce, porque el subcampeonato es algo realmente importante con un coche inferior, aunque el campeonato es más.
Pienso que cuando se sale a no perder, es cuando hay más posibilidades finalmente para hacerlo: si hubiesen mantenido su objetivo de hacer 1º o 2º, quizás el final hubiera sido diferente, porque cuando pasa lo inesperado (SC, Renault y Mercedes interpuestos...) habría margen para al adaptación; se sabía que en este circuito no se adelantaba y se sabía que al entres con Webber saldría detrás de Petrov y Rosberg: fue una mala elección.
Ha sido errónea la táctica lo que etropeado el trabajo del sábado, pero no hay que lamentrse caminar y aprender siempre, un abrazo cavallino!
ResponderEliminarHe leído la movida que hay en Italia con Ferrari, sí. Se les pasará. Si hubiesen ganado el título, estarían besándole los pies a Montezemolo. Ni tanto ni tan calvo. Es cierto, Ferrari, optó por una estrategia conservadora, estuvieron demasiado pendientes de Webber, y de ese punto débil supo sacar partido Red Bull. Se complicaron la vida de una forma alucinante, y estoy contigo, el objetivo debería haber sido estar 1º o 2º, cuanto más lejos esté la meta, mejor. Incomprensible lo que pasó ayer, fue una mala gestión de la situación, de los errores se aprende, seguro que de éste también, aunque de forma muy dolorosa.
ResponderEliminarSaludos, JL!
Hay que mirar ya hacia 2011, el título ya tiene nombre... jeje...
ResponderEliminarUn abrazo, silvo!