Es viernes por la mañana, le llama Montezemolo. Sólo quiere saber si todo está bien. Le dice que Ferrari quiere ganar el mundial, es natural. Faltan dos carreras, Brasil y Abu Dhabi. Alonso le tranquiliza. Ha venido a Oviedo a descansar. Esta es su tierra, aquí reside su familia, su infancia, su adolescencia, el auténtico Fernando. El martes cogerá un vuelo a Sudamérica y volverá a ser Alonso. “Puedo ganar. Puedo perder. En unas horas, en unos minutos, en un segundo. Es la cuarta vez en seis años que me encuentro en una situación como ésta, en dos ocasiones me fue bien y me convertí en campeón del mundo. El estrés es siempre el mismo, estoy acostumbrado”
En Asturias, tierra de montañas, bosques y mar en un espacio de sesenta kilómetros, la mañana está oscura hasta las nueve. “Siempre iba a la escuela de noche”. El restaurante Tierra Astur es de madera y cristal, y al pasar por delante se ve quién está sentado en las mesas. Dentro encontramos sobretodo chicos, los camareros levantan la botella de sidra hasta la cabeza para verterla en el vaso que sujetan con la otra mano a la altura de la rodilla. Algo de sidra cae siempre al suelo, quedando éste resbaladizo. Es uno de los locales preferidos de Fernando. De vez en cuando viene a probar la fabada, alubias blancas, rabo y orejas de cerdo, un hueso de jamón serrano, tocino, cebollas, dos dientes de ajo y otros ingredientes . “Mis platos preferidos son la pizza, la paella y la tortilla. Me siento orgulloso de ser asturiano, la única tierra de España que nunca fue conquistada, aunque fue sitiada y saqueada por Napoleón y asediada durante la guerra civil. Cuando viajamos por el mundo, los asturianos llevamos la bandera doblada en la maleta, la cruz amarilla sobre fondo azul. La llevo en el casco”
Su familia vive fuera de la ciudad desde hace unos años. El padre, José Luis, fabricaba explosivos para los mineros, la madre, Ana, trabajaba en un centro comercial, la hermana, Lorena, de treinta y cuatro años, cinco más que Fernando, es médico. La casa de sus recuerdos estaba en el centro, en la calle Capitán Almeida, ahora convertida en calle Fernando Alonso. “En aquél piso han transcurrido veinte años de mi vida, recuerdo cada baldosa, mi habitación, la mesa sobre la que jugaba con coches rojos, el pasillo por el que corría con un volante en las manos mientras hacía el ruido del motor con la boca. Recuerdo los paseos con mi abuela, Luisa, sus palabras antes de dejarme ante la puerta de la escuela. No era un niño soñador. Si jugaba a la pelota, quería ganar, si organizábamos una carrera de bicis entre los compañeros de clase, sólo pensaba en llegar primero. Me convertí en piloto no porque así lo decidiese mi padre o la vida, sino porque ha sucedido así”
Un día sonará la campana anunciando el final. “Lo sé, participé en mi primera carrera con tres años. Tengo veintinueve, puedo estar en la F1 hasta los treinta y seis o treinta y siete, o irme antes. Cuando deje los coches dejaré también la F1. Me gusta conducir, quisiera crear una academia, enseñar esta profesión. Habrán experiencias nuevas que afrontar. Envejeceré y no será fácil afrontar la realidad. Siempre he sido el más joven en todas las categorías, y ya no lo seré más. Llegarán nuevos retos. Los hijos, la familia, creo que llegarán pronto. Un lugar en el que finalmente establecerme. Me gustaría Tokio, pero es sólo una idea. Hoy en día no puedo imaginar una vida distinta a la que tengo. El destino me ha tratado muy bien hasta hoy”. La mujer de Alonso es una cantante pop, Raquel Del Rosario. Su grupo se llama El Sueño de Morfeo. Se conocieron durante una entrevista radiofónica que tenía como prpotagonista a Fernando en el Palacio de Deportes de Madrid. Había quince mil personas, Raquel cantaba en las pausas. Fernando dice que cree en un amor que podría definirse como variable. “La intensidad del sentimiento no es siempre la misma. Se necesita paciencia y tranquilidad. A menudo nos confundimos y llamamos amor a cualquier cosa que nada tiene que ver con el amor. No importa cómo sea nuestra vida, si somos pilotos, magnates de las finanzas, empleados, operarios. Muchos mantenemos el corazón protegido”
Fernando Alonso es un hombre que gana sobre treinta millones de euros por temporada. Unos quince, de Ferrari. “Está todo en el banco, no compro casas. Se ocupa de todo mi padre”. Pasa ciento cincuenta días al año repartidos en circuitos, en el motorhome, en el box y en Maranello. En 2010 ha recorrido ya 8752 kilómetros, de ellos, casi 5123 en carrera. Lleva siempre en el bolsillo un mazo de cartas con las que exhibe juegos de magia. Es supersticioso, sobre todo con los números. “Considero que el 14 es mi número de la fortuna, porque el 14 de julio de 1996 gané el campeonato del mundo de kart y tenía 14 años. Temo al 13, al 17 y a otros que prefiero no decir”. Elige las habitaciones de hotel en función del número. Se ha sentido traicionado, decepcionado, no ha olvidado y nunca ha buscado vengarse. Tiene pocos amigos de verdad. “En la F1 no existe la amistad, existen sólo buenas relaciones. Los amigos los tengo aquí en Oviedo. Permanecen a través del tiempo y la distancia. Alberto, maestro de esquí. Manuel, al que llamamos Kam porque era un fan de Camacho y que ahora monta ascensores. Pedro, que se dedica a los accesorios para el hogar”
Quería ir con ellos a ver al Real Madrid, de incógnito, para evitar el asedio de los aficionados. En Oviedo, en las vitrinas de las librerías, la biografía de Letizia Ortiz, otro orgullo de Asturias, y de Felipe de Borbón, “los príncipes que se preparan para reinar”, volúmenes sobre Wojtyla y Benedicto XVI, guías sobre setas de la región y libros y fotografías sobre Alonso. En las habitaciones de hotel, los clientes encuentran, junto a la Biblia, una revista de papel satinado con Fernando en la portada, el cavaliere que busca su tercer título. Le pregunto si lo conseguirá con la cabeza o con las manos. Dice que no puede responder. “No sé si soy inteligente. Sé cuál es mi instinto. Lo escucharé”
Fotos: josezegarra.com · larazon.es · lne.es · yeniresim.com · 2.bp.blogspot.com · f1fanatic.co.uk · hola.com · publispain.com · whosdatedwho.com
Texto: repubblica.it
En Asturias, tierra de montañas, bosques y mar en un espacio de sesenta kilómetros, la mañana está oscura hasta las nueve. “Siempre iba a la escuela de noche”. El restaurante Tierra Astur es de madera y cristal, y al pasar por delante se ve quién está sentado en las mesas. Dentro encontramos sobretodo chicos, los camareros levantan la botella de sidra hasta la cabeza para verterla en el vaso que sujetan con la otra mano a la altura de la rodilla. Algo de sidra cae siempre al suelo, quedando éste resbaladizo. Es uno de los locales preferidos de Fernando. De vez en cuando viene a probar la fabada, alubias blancas, rabo y orejas de cerdo, un hueso de jamón serrano, tocino, cebollas, dos dientes de ajo y otros ingredientes . “Mis platos preferidos son la pizza, la paella y la tortilla. Me siento orgulloso de ser asturiano, la única tierra de España que nunca fue conquistada, aunque fue sitiada y saqueada por Napoleón y asediada durante la guerra civil. Cuando viajamos por el mundo, los asturianos llevamos la bandera doblada en la maleta, la cruz amarilla sobre fondo azul. La llevo en el casco”
Su familia vive fuera de la ciudad desde hace unos años. El padre, José Luis, fabricaba explosivos para los mineros, la madre, Ana, trabajaba en un centro comercial, la hermana, Lorena, de treinta y cuatro años, cinco más que Fernando, es médico. La casa de sus recuerdos estaba en el centro, en la calle Capitán Almeida, ahora convertida en calle Fernando Alonso. “En aquél piso han transcurrido veinte años de mi vida, recuerdo cada baldosa, mi habitación, la mesa sobre la que jugaba con coches rojos, el pasillo por el que corría con un volante en las manos mientras hacía el ruido del motor con la boca. Recuerdo los paseos con mi abuela, Luisa, sus palabras antes de dejarme ante la puerta de la escuela. No era un niño soñador. Si jugaba a la pelota, quería ganar, si organizábamos una carrera de bicis entre los compañeros de clase, sólo pensaba en llegar primero. Me convertí en piloto no porque así lo decidiese mi padre o la vida, sino porque ha sucedido así”
Un día sonará la campana anunciando el final. “Lo sé, participé en mi primera carrera con tres años. Tengo veintinueve, puedo estar en la F1 hasta los treinta y seis o treinta y siete, o irme antes. Cuando deje los coches dejaré también la F1. Me gusta conducir, quisiera crear una academia, enseñar esta profesión. Habrán experiencias nuevas que afrontar. Envejeceré y no será fácil afrontar la realidad. Siempre he sido el más joven en todas las categorías, y ya no lo seré más. Llegarán nuevos retos. Los hijos, la familia, creo que llegarán pronto. Un lugar en el que finalmente establecerme. Me gustaría Tokio, pero es sólo una idea. Hoy en día no puedo imaginar una vida distinta a la que tengo. El destino me ha tratado muy bien hasta hoy”. La mujer de Alonso es una cantante pop, Raquel Del Rosario. Su grupo se llama El Sueño de Morfeo. Se conocieron durante una entrevista radiofónica que tenía como prpotagonista a Fernando en el Palacio de Deportes de Madrid. Había quince mil personas, Raquel cantaba en las pausas. Fernando dice que cree en un amor que podría definirse como variable. “La intensidad del sentimiento no es siempre la misma. Se necesita paciencia y tranquilidad. A menudo nos confundimos y llamamos amor a cualquier cosa que nada tiene que ver con el amor. No importa cómo sea nuestra vida, si somos pilotos, magnates de las finanzas, empleados, operarios. Muchos mantenemos el corazón protegido”
Fernando Alonso es un hombre que gana sobre treinta millones de euros por temporada. Unos quince, de Ferrari. “Está todo en el banco, no compro casas. Se ocupa de todo mi padre”. Pasa ciento cincuenta días al año repartidos en circuitos, en el motorhome, en el box y en Maranello. En 2010 ha recorrido ya 8752 kilómetros, de ellos, casi 5123 en carrera. Lleva siempre en el bolsillo un mazo de cartas con las que exhibe juegos de magia. Es supersticioso, sobre todo con los números. “Considero que el 14 es mi número de la fortuna, porque el 14 de julio de 1996 gané el campeonato del mundo de kart y tenía 14 años. Temo al 13, al 17 y a otros que prefiero no decir”. Elige las habitaciones de hotel en función del número. Se ha sentido traicionado, decepcionado, no ha olvidado y nunca ha buscado vengarse. Tiene pocos amigos de verdad. “En la F1 no existe la amistad, existen sólo buenas relaciones. Los amigos los tengo aquí en Oviedo. Permanecen a través del tiempo y la distancia. Alberto, maestro de esquí. Manuel, al que llamamos Kam porque era un fan de Camacho y que ahora monta ascensores. Pedro, que se dedica a los accesorios para el hogar”
Quería ir con ellos a ver al Real Madrid, de incógnito, para evitar el asedio de los aficionados. En Oviedo, en las vitrinas de las librerías, la biografía de Letizia Ortiz, otro orgullo de Asturias, y de Felipe de Borbón, “los príncipes que se preparan para reinar”, volúmenes sobre Wojtyla y Benedicto XVI, guías sobre setas de la región y libros y fotografías sobre Alonso. En las habitaciones de hotel, los clientes encuentran, junto a la Biblia, una revista de papel satinado con Fernando en la portada, el cavaliere que busca su tercer título. Le pregunto si lo conseguirá con la cabeza o con las manos. Dice que no puede responder. “No sé si soy inteligente. Sé cuál es mi instinto. Lo escucharé”
Fotos: josezegarra.com · larazon.es · lne.es · yeniresim.com · 2.bp.blogspot.com · f1fanatic.co.uk · hola.com · publispain.com · whosdatedwho.com
Texto: repubblica.it
Estimada Cavallino,
ResponderEliminarLa pregunta que me hago, después de leer tu entrada es ¿Y ese instinto le dice que quedará en la posición….?
Nos leemos
Creo, Primo de Anónimo, que su instinto le dice que acabará llevándose el título. Nos leemos. Buen domingo!
ResponderEliminarNo digas los númertos ese Fernando, su madre es una maravillosa persona, no la conocen en Oviedo, su abuela Luisa falleció hace poco y se las podía ver juntas de compras, él es una maravilla como persona y se merece que se lo reconozcan, un abrazo
ResponderEliminarSu abuela Luisa falleció el año pasado. Los pajaritos se los dedica a ella, y su primera victoria también se la dedicó a ella. En esta entrevista, Fernando se abre mucho, habla hasta de amor! He disfrutado como una enana trayéndola hasta aquí. Un abrazo, silvo!
ResponderEliminarEs una gran estrevista,me encanta :-),un abrazo
ResponderEliminarpues si el 14 es su numero de la suerte.. ¿casualidad? el gran premio de abu dhabi es el 14 de noviembre!!! sera?? bueno de que vuelan vuelan jejee.. ojalaa :p
ResponderEliminarBueno es una gran entrada, aunque no soy muy fanatico de Alonso le admiro mucho y a mi parecer es el mejor de la actualidad, te invito a que le heches un vistazo a mi blog y me dices que te parece, aunque te advierto que vas a encontrar muchas cosas de Mclaren...saludos
ResponderEliminarPD: te sigo
Se me olvidó decirte cavallino, lo tengo en una entrada pero creo que no la has visto que tendrás pretemporada en Valencia: "el circuito Ricardo Tormo abrirá los entrenamientos de invierno entre el 1 y el 3 de febrero" así que podrás disfrutar de los coches ahí, un abrazo
ResponderEliminarLo es. A mí también me encanta esta entrevista. ¡No sabía lo de Cheste! ¡Q bien! Veré cómo lo tengo para ir, no sé cómo me vendrá. Este año fui el 3 de febrero, justamente donde trabajaba era festivo y aproveché para ir a ver a Fernando estrenando Ferrari. Los F1 son aviones que vuelan por el suelo. Lo que sí sabía es que ahora en noviembre vuelven las Ferrari World Finals al Ricardo Tormo, a ver si me puedo acercar. Ya os contaré. Gracias, silvo, y un abrazo!
ResponderEliminarOstras, silf1! Q fina eres! Es verdad! La carrera de Abu Dhabi cae en 14! No me había dado cuenta! Q bonita señal para Fernando! Ojalá le traiga mucha suerte! Saludos!
Hola, Ricardo Daniel, visitaré tu blog, gracias por tu invitación. Soportaré estoicamente las cosas de McLaren que vea... jeje... Es broma. Pero he de advertirte que soy muy antiHamiltoniana, y que a la escudería inglesa no le tengo simpatía tras lo ocurrido en 2007 con Fernando. Iré a tu blog y comentaré, pero ya estás avisado... jajaja... Es otra broma. Saludos!