Los casos McLaren y Ferrari

El adelantamiento de Alonso a Massa entrando a boxes, por un lado, y la fuga de Button en el Mundial, con Hamilton persiguiéndole, por otro. Historias de dos equipos, en los que, tras el GP de China, la gestión de los pilotos puede convertirse en una cuestión muy delicada.

Button como Prost. McLaren, donde Hamilton derrocha espectáculo en cada carrera, pero donde Button se aleja lenta e inexorablemente. El vigente Campeón del Mundo utiliza más el cerebro que los pies, no comete errores y mantiene la lucidez ante situaciones inesperadas. Con dos victorias en lo que va de temporada, ha hecho gala de su estilo: en Melbourne fue el primero en montar los neumáticos de seco, aprovechando el desgaste de Vettel. En China fue uno de los pocos, junto a Rosberg, Kubica y Petrov, que permaneció en pista con los slicks estando el suelo húmedo. Además, su comportamiento limpio y efectivo, es perfecto para un Mundial pensado para beneficiar a quien mejor trate los neumáticos.

Hamilton como Senna. Y Lewis tiene que ponerse al día. No ha conseguido ninguna victoria, ha sido batido por su compañero de tres a cuatro veces en calificación, pero en cada carrera regala espectáculo y sorpresas sin descanso. Recuerda a Senna por velocidad, sentido del límite y rapidez de maniobras. En Melbourne superó a Massa en una recta tocándole la rueda trasera derecha con el alerón. En Malasia avanzó en zig zag para aguantar a Petrov. En China la hizo de todos los colores: en la tercera vuelta atajó por la gravilla para entrar en boxes, en la sexta protagonizó un duelo con Vettel, primero, al entrar al pit lane, y después, al salir, colocándose rueda con rueda junto al alemán, quedando a pocos centímetros de los mecánicos que trabajaban en el pit stop. Finalmente, en el reinicio tras el segundo safety car, empujó a Webber, obligándole a salir de la pista. Todo esto sin recibir ni una sola sanción, tan sólo una amonestación. Hamilton da espectáculo, pero no suma puntos. Quizá ni él mismo esperaba tener en su propia casa un adversario tan duro.

Los gallos de Ferrari. La situación es similar en Ferrari. Massa muestra un comportamiento más lineal, Alonso más arrebatador, obligado por la necesidad de corregir errores: de salida, en Melbourne y Shanghai, y de calificación en Malasia. En la primera curva de Baherin, el español quiso dejarle claro a Felipe quien es el caposquadra. Algo que vuelve a ocurrir en China, obligando a Massa a retirarse a la gravilla en la entrada a boxes. Fernando quiso restar importancia a esta acción "si hubiesen sido dos coches distintos, nadie hablaría de esto". El brasileño, tras sus palabras del principio, señaló: "le hablaré de la maniobra, trabajamos juntos". ¿Aclarará algo esta charla? Tal vez no, aunque el presidente Montezemolo dijo que "entre ellos no hay conflictos". La verdad es que Alonso, que en carrera demuestra un nivel superior al de Massa y que respetó en Australia la filosofía del equipo perdiendo quizás puntos importantes para él, se ha tomado el grado de primer piloto y se propone utilizarlo para llevarse el Mundial. También porque es el más apropiado para hacerlo. En Maranello lo saben, aunque continúen hablando de igualdad, pero no tienen necesidad de fomentar una rivalidad interna: es mejor dirigir la energía hacia la solución de problemas más urgentes, como la fragilidad de sus motores.

Problemas, los de rivalidad interna, que no sufren ni Mercedes ni Renault, los únicos equipos en los que hay un piloto, Rosberg sobre Schumacher en el primer caso, y Kubica sobre Petrov en el segundo, que está en ventaja sobre su compañero de equipo por 8-0 en el doble enfrentamiento directo calificación-carrera. Y el hijo de Keke puede incluso presumir de superar en cinco veces los puntos del Káiser. ¿Quién lo diría? Precisamente de él, que siempre ha dejado para sus compañeros las migajas.

Fotos: rtve.es

Texto: tr@ducción LaGazzettadelloSport.it